Hoy Antonio Miralles Ortega
“Soy descendiente de una mujer que lucho por sobrevivir
en una época oscura”.
Así
de simple. Así de contundente es el comienzo del relato/ficción de nuestro
autor. Así de “enganchante” se nos presenta abriéndonos las hambres por seguir
leyendo.
Es
Antonio un hombre sencillo y, a la vez, complejo; silencioso de palabra y de
ojos parlantes. De los de andar por la calle en día de diario, sentarse en un
bar con sillas en la acera y ponerse a hablar de cualquier cosa hasta que la
conversación deriva hacia el preciosismo de lo cotidiano.
Porque Antonio en un preciosista de las cosas y de las ideas, y
ha plasmado su preciosismo en la literatura, desde ese Club de Lectura de Jódar
que preside con verdadero tesón.
Claro que una cosa es
leer empapando en las entrañas esas palabras chorreantes, como el buen miajón de pan empapa el aceite recién
salido del troje, y otra muy distinta lanzarse a la aventura de escribir.
Desde que lo conocí,
estuve observando a Antonio durante algunos meses, hasta llegar a la conclusión
de que no podíamos perdernos el que nos contara el su propia historia, real o
ficticia, pero escrita por la mano, y mirada por los ojos de quien tanto ha
leído.
El resultado
narrativo de Antonio Miralles Ortega fue espectacular: hizo una historia
redentora de la mujer de Sierra Mágina de hace casi dos siglos.
Y
es que no podemos perdernos a quienes saben mirar los aconteceres de Sierra
Mágina con ojos de piedad verdadera hacia lo humano.
Si, además, son
capaces de “sacar la parva” entre solano y solano, aventando granzas para
quedarse con el grano limpio, entonces dejan joyas literarias como la que nos
dejó él.
Ciertamente, un trabajo literario individual es un parto
doloroso. Pero uno colectivo es lacerante. Ese tener
que recortar y podar palabras hasta “limpiar” un texto necesita de mucha
generosidad, mucha seguridad y espíritu de colaboración que solo los más
grandes tienen.
–creedme-
es un grande.
Quizá porque tiene la
suficiente seguridad en sí mismo como para poder aceptar sugerencias ajenas sin
sentirse herido en el ego propio, o, simplemente, porque él, y la gente de
Mágina, es así.
Ya lo adelanto:
cuando el libro <SIERRA MÁGINA, Territorio Literario> esté en vuestras
manos, y lleguéis al relato de Antonio, <LA VIDA OSCURA>,
estaréis conmigo en que cualquier mujer debe agradecerle a este autor nuestro
el rescatarnos de aquella oscuridad en la que tuvieron que vivir nuestras
antepasadas.
Yo no pude por menos
que expresarle lo que sentía leyéndolo durante la etapa de revisión de textos:
Querido Antonio: ¡LO CONSEGUISTE! Admitas o no las
sugerencias de esta SEGUNDA Y DEFINITIVA
REVISIÓN, has creado un relato verdaderamente REDONDO por muchos motivos: A) por el tema: que plantea algo tan
espinoso como el análisis ecuánime del concepto de lo moral o lo inmoral, y la
tensión emocional de los amores prohibidos en el escenario de los núcleos
rurales. B) por el ensamblaje entre
la historia que está viviendo el narrador y la que vivió su bisabuela, con un
mensaje redentor para ambos. C) por el
paisanaje: que nos lleva a saber cómo se vivían las relaciones de pareja en
la Sierra Mágina en otros tiempos, y cómo, a pesar de sus “estrecheces”, los
sentimientos tuvieron más fuerza que las moralinas. D) por la ágil luminosidad del relato desde el mismo y acertado título:
que, sin perderse en rebuscados rodeos, si que señala a pinceladas breves y certeras –color de las ropas, textura
de la piel, rubores, amapolas, fotografías en blanco y negro- la dirección que
el autor quiere dar a su narración sin crear en el lector suspicacias frente a
las siempre indeseadas aserciones oportunistas, demagógicas o moralizantes. E) porque respetaste la extensión del
texto, dejándolo en sus páginas justas.
Quizá
el cierre deja un regusto a “incompletud”, a “no-me-hagas-esto”. Yo
te dejo una sugerencia. Pero tú verás si te vale o incluyes otra.
¡Mis
felicitaciones! No me equivoqué al apostar por ti.
Soco
No hay comentarios:
Publicar un comentario